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domingo, 16 de febrero de 2014

CAPÍTULO 11: La chica sin alma.

La chica seguía jadeando como si mi existencia la estuviera matando, como si el hecho de que yo estuviera allí la pusiera en peligro.
De repente, empezó a hablar.
-Quiza...-se paró.-Quizá me merecía esto, me merecía encontrarte aquí, así, de esta manera. Quizá me merecía que el destino me devolviera la misma moneda con la que yo le pagué, quizá es justo lo que está pasando. Sé que nada de lo que he hecho ha estado bien. Me han entrenado para matar, para destruir. Pero yo jamás quise convertirme en lo que soy, soy lo que ellos quisieron hacer de mí.
>> No soy más que alguien que es bueno en algo que odia, alguien que prefiere destruir su propia estirpe a sentirse despreciada, marginada, anquilosada. Soy una burda representación de un personaje ficiticio que dice ser alguien que no es.
>> Quizá lo que dijimos se vuelve contra nosotros, como un espectro, como el fantasma de las cosas que jamás debieron suceder, como si toda tu gente desapareciera en un instante y sus almas siguieran recordándote que eres la última, que tú destruiste a todos.
>> Mi vida ha sido un constante recordatorio de que fui un error.
Cogió aire, y después de decir todo esto, se levantó, se sacudió el polvo y me miró.
-Cath, tenemos que salir de aquí.


                                      *                                *                                *

Me cogió de la mano y corrimos lo más rápido que pudimos, por aquel interminable pasillo oscuro rodeado de sombras oscuras. No podía perdonarle tan fácilmente lo que había hecho con la entrañable Macy, pero no tenía opción si quería salir de allí.
-Espera, espera, ¡espera!-La grité-¡No me iré sin Ángel!
.¡Cath, tenemos que salir! ¡Estamos en peligro, verdadero peligro!
-¿¡Cómo podría confiar en ti después de lo que le has hecho a Macy!?-inspiré antes de que la ira aflorara del todo.- Vamos a por él, o yo me quedo.
La chica se giró bruscamente.
-Te arrepentirás de esto, te lo aseguro. Iremos a por tu amigo. No te aseguro que esté vivo.-Sus ojos reflejaban el más puro hielo.
Yo enfrenté su mirada.
-Me arriesgaré.-la miré duramente.-Me gustaría poder llamarte de alguna forma.
Me abrasó con aquellos ojos helados.
-No esperaba menos.
>> Puedes llamarme... La chica sin alma.

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