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miércoles, 3 de abril de 2013

CAPÍTULO 3: Una historia, un recuerdo.

El profesor carraspeó.
-¡Bienvenidos a una nueva y emocionante etapa de vuestra vida!- volvió a carraspear.- Me llamo Don Seitzfield. Para vosotros profesor Seitzfield.
>>Y para hacer más amena esta primera y divertidísima clase de Astrología, os contaré una historia que mi madre me contó cuando era pequeño.
Un graciosillo al fondo de la clase le abucheó y la clase estalló en carcajadas. Sinceramente no me hacía ninguna gracia, y mi compañero de clase parecía haberse convertido en piedra tras mi cortante respuesta.
El profesor continuó.
-Es una historia de fantasía y otros mundos, pero en esta clase precisamente se dará la posibilidad de existencia de vida en otros lugares y de cómo puede afectar el movimiento planetario a nuestros estados de ánimo. Es decir, vais a salir videntes.
Unas risillas sonaron por la clase.
-Empezaré la historia.
>> Érase una vez, un mundo distinto a este. Y con distinto me refiero a muy distinto. Pero la gente no lo era tanto. Eran los Yr. Eran un pueblo pacífico, y hermoso. Muy hermoso.
Los ojos de Don se iluminaron.
-Un día, sin saber qué circunstancias lo llevaron a ello, declararon la guerra al resto de mundos.
Se convirtieron en los Oscuros. Los Otros, como empezaron a llamarlos.
>>Hace relativamente poco, decidieron destruir el mundo de Lyber después de destruir otros muchos. Otro mundo, donde había gente como nosotros. Humanos.
Lyber estaba decidido a luchar.
Enviaron a la Tierra a dos niñas, porque era el único mundo donde podrían camuflarse.
Los Otros llegaron y destruyeron Lyber. Pero aún tenían una esperanza: ellas.
Algo en mi memoria se activó al oír por segunda vez aquel nombre. Lyber... ¿lybiriense?
Yo había oído eso antes.
A mi padre. A alguien que habló con él. Intenté recordar. Apenas recordé una frase de una voz totalmente desconocida.
"Los lybirienses la buscan. Protégela."
Me pregunté que sería aquello. Además el nombre de Yr me recordaba a esos sueños que tenía desde que nací. No sabía por qué. Siempre soñaba con un bosque. Un lago. Un sol.
Y oscuridad. Mucha oscuridad.
Me aterraban aquellos sueños. Me sentía sola... tan sola....
 Una lágrima involuntaria cayó y resbaló por mi mejilla.
El Chico me miró como si me viera por primera vez. Vió mi lágrima, y me la limpié con rapidez. Le miré con odio. No soportaba que la gente viera debilidades en mí.
Ladeó la cabeza como si luchara contra él mismo.
-Me llamo Ángel.

2 comentarios:

  1. Hola, he visto tu twitt en el de Francisco de Paula. Te parecera raro, pero miro su Twitter para ver si pone algo nuevo sobre sus libros y a veces miro los twitts que responde :$ Bueno, he visto el tuyo (como ya he dicho al principio) y me ha entrado la curiosidad.
    Escribes muy bien, me encanta tu historia. Como tu, a mi tambien me gustaria ser escritora aunque sea una futura psicologa. Supuse que te gustaria que comentara, yo tambien tengo un blog, no se si sera muy visitado pero ahi escribo lo que escribo en un Word a parte.
    Como te ha dicho el gran Francisco De Paula sigue con tu sueño y no te rindas. Cuando menos te lo esperes tu sueño se cumplira.
    Besos y sigue asi :)

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    1. ¿Sabes? La gente como tu es la que me inspira a seguir con mi sueño.
      Gracias a ti por conseguir animarme y hacerme sonreir con tu comentario.
      Y gracias, gracias por hacerme ver que lo que hago no es en vano y que hay gente a la que le gusta.
      ¡Gracias, de corazon!

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