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viernes, 5 de abril de 2013

CAPÍTULO 6: sola.

No podía moverme de la sorpresa. ¡Era él en serio! Él se metía en mi mente y lo que era peor: me hablaba. Yo no sabía qué hacer.
Le veía alejarse bajo la lluvia sin prisa. De algún modo, todas las respuestas se iban con él.
Necesitaba preguntarle sobre mi mente.
Sobre si de verdad me había dicho aquello... o de si tan sólo me estaba volviendo loca.
-¡Ángel! ¡Para, espera! 
Ángel se paró. Corrí bajo la lluvia para alcanzarle.
-Por favor, no te vayas... explícame por qué oigo voces. Por qué oigo tu voz. En mi cabeza.
Ángel se giró para marcharse.
-¡No!- grité sin poder contenerme.- no te vayas...- en un último intento desesperado de retenerle le agarré del brazo y le dí la vuelta.
Su cara se quedó a escasos centímetros de la mía.
Sus ojos se habían vuelto de un misterioso verde esmeralda.
Se acercó a mí y me susurró al oído:
-Aún no estás preparada...
Se separó de mí, se dió la vuelta y se marchó, sin más.
Empecé a percatarme de que la lluvia empapaba mi ropa y la hacía transparente, dejando a la vista mucho más de lo que yo quería dejar ver.
Oí una risa dentro de mi cabeza. 
Maldito estúpido.
                                                *               *               *
Llegué a mi casa totalmente empapada. Mi padre no estaba en casa, lo cual era bastante mejor, ya que en este mismo momento no estaba para interrogatorios sobre "¿qué tal tu primer día de instituto cariño?"
Solo tengo una palabra para definirlo: diferente.
No digo raro, solo diferente.
Me di cuenta de que a pesar de todo aquel día me había empezado a gustar. Y que Ángel sabía mucho, mucho más de lo que quería contarme. Mucho más de lo que me iba a contar. Mucho menos de lo que yo quería saber.
Mientras me cambiaba de ropa, vi por la ventana la misteriosa figura de una chica de pelo oscuro, que observaba con mirada calculadora todos mis movimientos.
Cuando me acerqué para verla mejor, sencillamente había desaparecido.
Aún notaba su mirada verde clavada en mí.

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